Cenotes “Entrada al inframundo”

Cenotes “Entrada al inframundo”

La Península de Yucatán, en México, presenta un gran número de cuevas y dolinas (bóvedas colapsadas) inundadas, de origen sedimentario calcáreo, conocidas localmente como cenotes. Dicho nombre es una derivación de la palabra maya ts´onot o ts´ono´ot, que significa “cosa honda”, “abismo” o “profundidad”. Debido a las características químicas del agua, la falta de luz y los sedimentos finos y mineralizados, estos espacios han favorecido la preservación de vestigios arqueológicos así como paleontológicos. La importancia de las cuevas y cenotes para los mayas fue documentada desde el siglo XVI por Fray Diego de Landa, pero el interés por su exploración comenzó a finales del siglo XIX y principios del XX, con viajeros como John L. Stephens y Frederick Catherwood e instituciones como la Carnegie Institution de Washington. Probablemente el antecedente más famoso de recuperación de materiales arqueológicos en este tipo de sitios es el caso del cenote sagrado de Chichén Itzá, realizado por Edward H. Thompson entre 1904 y 1909,...
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